Con el calor (literalmente) de los meses de verano, la inflación y los aranceles están reconfigurando el gasto de los consumidores de forma visible. En una encuesta reciente, recogimos las respuestas de más de 7.000 consumidores estadounidenses. Los resultados indican que el 58% ya está notando la presión de la subida de precios, y el 46% está ajustando sus hábitos para seguir el ritmo. Desde preferir las marcas más baratas y buscar ofertas en las tiendas de descuento hasta posponer las compras más grandes, la asequibilidad se está convirtiendo en el centro de atención. Este análisis ilustra el efecto dominó de los retos económicos en el gasto esencial, las actividades de verano y las opciones de viaje, ofreciendo una valiosa orientación para las marcas y los minoristas que pretenden satisfacer las necesidades de los consumidores.
Impacto de la inflación y los aranceles en el comportamiento de los consumidores
La inflación y los aranceles están influyendo significativamente en el comportamiento de los consumidores, modificando la forma en que los estadounidenses compran, ahorran y gastan. Nuestra encuesta revela que el 46% de los compradores ya ha modificado sus hábitos en respuesta al aumento de los costes. Entre este grupo, el 66% está cambiando a marcas más baratas o genéricas, el 53% confía más en las tiendas de descuento y el 48% está retrasando las compras importantes. Estos cambios reflejan preocupaciones económicas más amplias, ya que los hogares se esfuerzan por estirar el presupuesto sin sacrificar la calidad ni los productos esenciales.
Este comportamiento impulsado por el valor pone de relieve la prioridad de las necesidades sobre los artículos discrecionales. Con la inflación afectando a los productos básicos de la vida diaria, como los alimentos y los artículos de cuidado personal, los consumidores están optando por alternativas más asequibles, como las marcas de la tienda o los productos de segunda mano. La incertidumbre económica, combinada con subidas de precios tangibles en los comercios locales, ha llevado a los compradores a adoptar un enfoque más prudente en sus gastos.
Más allá de los productos individuales, el sentimiento de los consumidores muestra una mayor preocupación por el aumento de los costes en todas las categorías. Los productos de alimentación (84%), los productos de cuidado personal (47%) y la ropa y los accesorios (37%) encabezan la lista de productos afectados por la inflación. Estas cifras ponen de relieve que las marcas y los minoristas deben estar preparados para hacer frente a esta mayor sensibilidad a los precios mediante estrategias de precios competitivas, alternativas accesibles y promociones específicas.
Tendencias del gasto esencial: Alimentación y artículos de uso cotidiano
La encuesta señala los alimentos y los productos de primera necesidad como la principal categoría en la que los consumidores sufren las consecuencias de la inflación. Con un 84% de compradores que expresan su preocupación por la subida de precios, este sector se ha convertido en el centro de atención de los hogares que se enfrentan a costes más elevados. Para las marcas y los minoristas de los sectores de la alimentación y el cuidado personal, el mensaje es claro: la asequibilidad y la calidad son fundamentales.
Los consumidores optan cada vez más por productos genéricos o de marca, lo que refleja su necesidad de soluciones rentables sin comprometer la calidad. Para los minoristas, este cambio subraya la importancia de mantener un inventario sólido de alternativas asequibles, garantizando al mismo tiempo la calidad y consistencia de estos productos. Un fuerte énfasis en los precios promocionales y los programas de fidelización puede fortalecer aún más las relaciones con los clientes durante este período de sensibilidad económica.
Además, los precios competitivos ya no son opcionales, sino una necesidad. Los comestibles son compras esenciales que no pueden retrasarse ni evitarse, por lo que los consumidores son muy conscientes de las estructuras de precios. Las marcas también deben considerar estrategias de agrupación para crear un mayor valor percibido. Por ejemplo, ofrecer descuentos en varios paquetes de productos básicos puede ayudar a reforzar la idea de ahorro e incentivar las compras al por mayor.
Ajustes del gasto específicos para el verano
El verano de 2025 se perfila como una temporada de recorte del gasto, ya que las familias tienen que hacer frente al aumento de los costes. Según los resultados de nuestra encuesta, el 47% de los consumidores afirma que el encarecimiento de los alimentos está afectando a su capacidad para organizar barbacoas, picnics y otras reuniones veraniegas. Del mismo modo, el 62% de los compradores están comprando menos artículos para mejoras del hogar o proyectos de jardinería, y casi la mitad (49%) están cambiando a opciones baratas o de segunda mano para los bienes de temporada como muebles de patio y equipo de barbacoa.
Para las marcas dedicadas a categorías relacionadas con el verano, estos datos ponen de relieve la importancia de adaptar las estrategias a las limitaciones económicas de los consumidores. Los paquetes de productos básicos para barbacoas con descuento, las herramientas de jardinería asequibles y las promociones de muebles de exterior pueden ayudar a impulsar las ventas y, al mismo tiempo, satisfacer la necesidad de los consumidores de soluciones rentables. Los mensajes de temporada deben hacer hincapié en la idea de disfrutar al máximo sin gastar más de la cuenta, una idea que resuena entre los compradores sensibles al precio.
Comportamiento en los viajes y programas de fidelización
La inflación y las tarifas también están modificando los planes de viaje para el verano de 2025. El 30% de los consumidores opta por estancias en destinos cercanos para minimizar gastos. Por su parte, el 38% se decanta por planes de viaje asequibles, lo que indica una clara preferencia por las opciones vacacionales de bajo coste. Entre los encuestados, los programas de fidelización y los descuentos han surgido como factores clave para la toma de decisiones, con un 46% que los califica de importantes y un 42% que los considera extremadamente importantes.
Para las marcas de viajes y hostelería, estos resultados subrayan la necesidad de dar prioridad a la asequibilidad y los incentivos. Los paquetes de descuentos, las recompensas por fidelidad y los modelos de precios flexibles son herramientas esenciales para atraer clientes durante esta temporada estival de restricciones económicas. Por ejemplo, ofrecer tarifas reducidas para reservas de grupos, paquetes familiares o estancias entre semana puede animar a viajar sin salirse del presupuesto de los consumidores.
Las estancias también representan una oportunidad única para que las marcas comercialicen experiencias locales. Promocionar atracciones cercanas asequibles, eventos comunitarios y paquetes de excursiones de un día puede ayudar a captar a los consumidores que prefieren quedarse más cerca de casa. Hacer hincapié en actividades de bajo coste, como rutas de senderismo o visitas a museos, coincide con el 76% de los viajeros que optan por actividades de ocio gratuitas o de bajo coste.
Además, los programas de fidelización deben posicionarse como piedra angular de los esfuerzos de marketing relacionados con los viajes. Las recompensas personalizadas, los descuentos escalonados y las ventajas exclusivas para clientes habituales pueden ayudar a reforzar el compromiso y mantener la fidelidad de los clientes en un entorno competitivo.
Consejos prácticos para marcas y minoristas
Nuestras conclusiones ofrecen valiosas lecciones para las marcas y los minoristas que pretendan navegar por el panorama del verano de 2025. Para tener éxito en un mercado tan sensible a los precios, las empresas deben adaptar sus estrategias de precios, promociones y mensajes a la mayor atención que prestan los consumidores al valor.
Conclusión y recomendaciones finales
El verano de 2025 presenta retos únicos para las marcas y los minoristas, ya que la inflación y los aranceles modifican los comportamientos de gasto de los consumidores. La encuesta pone de relieve las principales conclusiones, como la prioridad generalizada de los bienes esenciales, la reducción del gasto discrecional y una mayor sensibilidad a los precios. Dado que casi la mitad de los compradores cambian activamente sus hábitos -compran marcas más baratas, compran en tiendas de descuento y retrasan las compras-, las marcas deben responder con estrategias que hagan hincapié en el valor y la asequibilidad.
Desde los comestibles y los artículos de cuidado personal hasta las actividades de verano y los planes de viaje, los consumidores buscan formas de hacer que sus presupuestos rindan más. Los programas de fidelización, las ofertas combinadas y las alternativas asequibles ya no son opcionales; son fundamentales para triunfar en un mercado competitivo y económicamente sensible.
Para las marcas y los minoristas, el camino a seguir consiste en reconocer la necesidad de prudencia financiera entre los compradores y adaptar las ofertas en consecuencia. Al dar prioridad al valor, aprovechar las promociones y mantener una calidad constante de los productos, las empresas pueden generar confianza y prosperar en este difícil entorno. Este verano, ofrecer precios asequibles sin sacrificar la calidad será la piedra angular de una estrategia ganadora.
Para terminar, las marcas que se alineen con la tendencia del gasto impulsado por el valor y aborden activamente las preocupaciones de los consumidores sobre la inflación se posicionarán para crecer. La clave del éxito reside en comprender las motivaciones de los compradores, responder a sus necesidades y crear una narrativa de confianza, ahorro y satisfacción.
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